Traducción provisional del inglés. Documento no oficial.
La contaminación del aire es una amenaza importante, evitable y controlable tanto para la salud y el bienestar de las personas como para el logro del desarrollo sostenible. Se calcula que la contaminación del aire contribuye a la muerte prematura de al menos cinco millones de personas al año en todo el mundo. Nadie se libra de los efectos del aire contaminado, aunque los perjuicios recaen sobre todo en las poblaciones vulnerables (p. ej., niños, mujeres y personas que viven en condiciones de pobreza), grupos con los que los Estados tienen obligaciones especiales conforme a la legislación internacional en materia de derechos humanos.
La mala calidad del aire amenaza la vida humana, la salud de la población y la prosperidad futura de los niños. La contaminación del aire también pone en peligro la sostenibilidad medioambiental de la Tierra, ya que el aire limpio es igual de fundamental para la vida terrestre que el agua limpia.
Las pruebas científicas son inequívocas: la contaminación del aire puede perjudicar la salud a lo largo de toda la vida. Provoca enfermedades, discapacidad y muerte, además de deteriorar la calidad de vida de todas las personas. No solo daña los pulmones, el corazón, el cerebro, la piel y otros órganos, sino que también aumenta el riesgo de sufrir dolencias e invalidez, al afectar prácticamente a todos los sistemas del cuerpo humano.
Los costes que genera para la sociedad y las economías de los países con ingresos bajos y medios son enormes. Estas pérdidas económicas son tan significativas que pueden menoscabar el desarrollo sostenible. El crecimiento económico que acepta la contaminación del aire y hace caso omiso de las repercusiones para la salud pública y el medio ambiente es insostenible y poco ético.
La quema de combustibles fósiles y la biomasa son las fuentes más importantes de la contaminación del aire a nivel mundial. Asimismo, originan de forma considerable contaminantes climáticos de vida corta (como el carbono negro, el metano y el ozono a nivel del suelo) y son las causas principales de las emisiones de CO2. Muchas de las soluciones a los problemas de la contaminación del aire también influirán positivamente en la mitigación del cambio climático y pueden ayudar en gran medida a alcanzar el objetivo climático de 1,5 °C.
Las inversiones públicas y privadas para luchar contra la contaminación del aire son insuficientes y no se ajustan a la magnitud del problema. Existen numerosas oportunidades de crear sinergias entre el control de la contaminación del aire, la atenuación del cambio climático y el desarrollo sostenible, pero no se han aprovechado plenamente.
La contaminación del aire es un problema evitable. No obstante, sin medidas renovadas, la exposición a la contaminación del aire seguirá contribuyendo de manera significativa a la mortalidad mundial. Sumada al envejecimiento, al crecimiento de la población y a la urbanización, el número de personas que sufrirá y morirá cada año se verá incrementado.
La contaminación del aire puede controlarse de forma rentable mediante una combinación de políticas, leyes, reglamentos, normas e imposiciones, junto con la aplicación de nuevas tecnologías y el aumento de la concienciación social. Su control fomenta el crecimiento económico y beneficia a las economías nacionales, al evitar enfermedades y prevenir pérdidas de productividad.
Las Academias Nacionales de Ciencias y Medicina de Sudáfrica, Brasil, Alemania y los Estados Unidos de América están haciendo llamamientos a dirigentes gubernamentales, empresas y ciudadanos para que adopten medidas urgentes a fin de disminuir la contaminación del aire en todo el mundo, en beneficio de la salud y el bienestar de los seres humanos, en beneficio del medio ambiente y como condición para el desarrollo sostenible. La contaminación del aire es un aspecto transversal de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Cinco Academias Nacionales de Ciencias y Medicina proponen la adopción de un pacto mundial sobre la contaminación del aire para que la lucha y la reducción constituyan una prioridad para todos.
La contaminación del aire afecta a la salud de todas las personas
El aire limpio es esencial para la vida y la salud. La contaminación del aire es la primera causa ambiental de enfermedades y mortalidad prematura del mundo a día de hoy. Se ha relacionado con al menos cinco millones de muertes prematuras al año. Pese a que la contaminación del aire nos afecta a todos, la morbilidad es mayor entre los pobres e indefensos, las minorías y los marginados.
Perjudica a las personas desde que nacen hasta que mueren, causándoles una extensa serie de enfermedades agudas y crónicas a partir de las primeras etapas del desarrollo infantil hasta la vejez extrema. Los sectores de la población especialmente sensibles son los bebés en desarrollo en el útero, los niños, los ancianos y quienes padecen enfermedades crónicas preexistentes. Puede tener un impacto en casi todos los órganos, sistemas y procesos del cuerpo humano: pulmones, corazón, cerebro, sistema vascular, metabolismo y reproducción.
La contaminación del aire es una causa fundamental de neumonía, bronquitis y asma en bebés y niños. Hace que el crecimiento de los pulmones en desarrollo de niños y adolescentes se retrase. Contribuye a la aparición de cardiopatías, como arritmias cardíacas e infarto agudo de miocardio, ictus, cáncer, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes, alergias, eccema y envejecimiento cutáneo. Cada vez aparecen más pruebas de que la contaminación del aire es un factor parcialmente responsable de la demencia en los adultos e influye negativamente en el desarrollo cerebral de los niños.
Las mujeres de países con bajos ingresos se ven desproporcionadamente afectadas por la exposición a la contaminación doméstica del aire debida al uso de combustibles sólidos (carbón y biomasa) para cocinar, y son las que más sufren afecciones relacionadas con la polución. Las mujeres también soportan la mayor carga del cuidado de otros miembros de la familia que padecen enfermedades asociadas a la contaminación del aire.
Los riesgos de la contaminación del aire varían de una sociedad a otra, y la vulnerabilidad de cada persona es diferente. Algunos factores que inciden en la susceptibilidad individual son la edad, el sexo, la educación, el nivel socioeconómico, la ubicación, la residencia, los combustibles usados para cocinar y calentar, y la actividad laboral. Entre los factores biológicos que aumentan la vulnerabilidad individual figuran la predisposición genética y las patologías subyacentes, como el asma, las cardiopatías o la diabetes.
Las enfermedades relacionadas con la contaminación del aire ocasionan pérdidas de productividad que pueden debilitar el producto interior bruto, llevar a absentismo laboral y escolar, y perpetuar las desigualdades sociales existentes. Estas afecciones también dan lugar a unos gastos sanitarios que, en los países de rápida industrialización, pueden consumir hasta el 7 % de los presupuestos nacionales destinados a la salud.
Se ha calculado que el peso económico mundial de las enfermedades causadas por la contaminación del aire (tanto exterior como interior) ascendió a 3,8 billones de dólares estadounidenses en 2015 en 176 países. Las medidas para luchar contra la contaminación del aire conllevarán unas ventajas para la salud y la economía que superarán con creces los costes en que se incurra.
Existe un imperativo ético de trabajar conjuntamente para proteger a todas las personas de los riesgos sanitarios que la contaminación del aire acarrea, y que la población sufre como consecuencia adversa impagada de las acciones de los contaminadores.
La quema de combustibles fósiles y la biomasa son las causas principales de la contaminación del aire
Los contaminantes atmosféricos que más preocupan con respecto a la salud humana son las partículas transportadas por el aire. Las emisiones no filtradas de la combustión contienen concentraciones significativas de partículas ultrafinas, finas y grandes, incluido el carbono negro, así como gases nocivos.
La contaminación del aire es un entramado complejo de distintos componentes. Los niveles de partículas finas (concentración másica de PM2,5) unidos al ozono sirven de indicador fiable para fines legislativos, donde el carbono negro se usa en representación de las emisiones derivadas de la combustión.
Los motivos principales de la contaminación del aire relacionada con la combustión son A las instalaciones de combustión fijas, B la calefacción y las cocinas domésticas, C la quema controlada de biomasa y la combustión de residuos, y D las fuentes móviles. Su importancia relativa difiere entre países.
- A Las fuentes fijas son las centrales eléctricas, las instalaciones de fabricación y las minas con controles de emisiones limitados. Las instalaciones que queman carbón u otros combustibles de mala calidad o que dependen de generadores diésel debido a la falta de fiabilidad de la red suelen ser los peores infractores.
- B Los hogares son una causa importante de la contaminación del aire, especialmente en los países con bajos ingresos que dependen de los combustibles de biomasa para la calefacción y la cocina. También son un lugar en el que las personas están muy expuestas.
- C Las fuentes controladas de combustión de biomasa relacionadas con la quema de desechos agrícolas, así como el desmonte y la tala de bosques, son grandes responsables de la contaminación del aire en los países en vías de desarrollo. La quema incontrolada adicional de biomasa tiene que ver con la combustión de residuos residenciales y de otro tipo.
- D Algunas de las fuentes móviles de la contaminación del aire son los automóviles, camiones y autobuses que funcionan con derivados del petróleo, tanto en el sector privado como en el público. Se trata de los mayores contaminantes del aire en las ciudades. Los vehículos viejos y mal mantenidos que queman combustibles de baja calidad son particularmente peligrosos. Las emisiones provenientes de buques y aeronaves constituyen las principales fuentes móviles de contaminación del aire cerca de puertos y aeropuertos.
Existen sinergias entre el control de la contaminación del aire y la mitigación del cambio climático, puesto que comparten algunas causas (y, en gran medida, algunas soluciones), al tiempo que la mayoría de los contaminantes atmosféricos influyen igualmente en el clima. Además, se agravan entre sí de varios modos; por ejemplo, los gases de efecto invernadero, como el metano, contribuyen a la formación de ozono a nivel del suelo, cuyos niveles incrementan al subir las temperaturas, las cuales hacen que los incendios forestales sean más frecuentes, lo que a su vez eleva todavía más la contaminación del aire por partículas.
El carbono negro resultante de la combustión influye en la salud, pero también en las temperaturas regionales, las precipitaciones y las condiciones climáticas extremas. Las zonas árticas y glaciares, como el Himalaya, son especialmente susceptibles al deshielo debido a los depósitos de carbono negro que calientan la superficie. Los cambios en la pluviometría originados por las interacciones entre los aerosoles y las nubes de carbono negro pueden tener consecuencias trascendentales tanto para los ecosistemas como para los medios de subsistencia humanos, por ejemplo, al alterar los monzones y las sequías, críticos para la agricultura en gran parte de Asia y África.